03 agosto 2006

PRI y Roberto Madrazo

El PRI es ese famoso partido político que gobernó a México un buen número de décadas. Sus primeros años en el gobierno son interesantes ya que legaron al mundo una nueva forma de gobierno: el presidencialismo, el cual consiste, básicamente, en hacer del presidente la figura jerárquica de la cual pende todo el control del Estado, desde las Instituciones hasta el sucesor presidencial. Este modelo funcionó bien al principio porque lo que necesitaba este país por ahí de los 20 y los 30, era darle orden, rumbo, y qué mejor que centrarlo todo en una persona la cual podía ser ya elegida a través de instancias legítimas y legales y no a través de la violencia y la acción social ilegal. Entonces este país entró en ese moderno rumbo de las Instituciones y la certidumbre jurídica, los derechos humanos y los modelos económicos vigentes.

Los viejos siempre recuerdan la época de los 30, los 40, los 50, como un momento de florecimiento, capacidad de consumo, suficiencia económica, progreso, bienestar. Por ejemplo, surgió el Seguro Social, lo cual habla de una visión social moderna de país. Entonces ese México era prometedor, tenía artistas plásticos, escritores y directores de cine vanguardistas, tenía una Universidad pública en constante auge, tenía estabilidad, seguridad y gran arquitectura en las calles, parques, teatros, en el transporte, los camiones, los tranvías, los ferrocarriles, en fin.

Los 60 fueron una época globalmente agitada, en el 68 en todos lados hubo revueltas, movimientos sociales, confrontaciones directas con los gobiernos de todo el mundo, y es en este periodo donde comienza la crisis priísta, crisis de 40 años que los llevó a ser la tercer fuerza política en estas últimas elecciones, con un miserable porcentaje de votos en Diputados y Senadores que tendrá que compartir con el Partido Verde Ecologista ya que participaron en coalición.

Al conglomerado priísta de los sesenta les faltó lo que sus antecesores tuvieron de sobra: clase política, entendimiento de cómo se va moviendo el mundo y moverse a la par con una estructura inteligente (para ellos) en las cuales no se pierda el poder además de dar certidumbre social. El primer priísmo daba derecho de existencia a las voces de contracorriente, permitía mucho más la libertad de expresión que sus similares sesenteros, los cuales me parecen fueron herederos de una inteligente forma de poder (aunque no muy justa pero al menos sin ser una dictadura declarada) que manejaron mal al grado de propiciar
-la debacle en educación (se cambió el sistema educativo luego del 68)
-la corrupción dentro del sistema burocrático
-la represión hacia las ideas de revolución y de independencia individual así como a su difusión
-la alianza entre el Estado y los medios de comunicación
-y en general es cuando la incertidumbre social (misma que sigue hasta nuestras fechas) tomó auge.

Aunque en las elecciones de todas estas décadas pasadas se sabe que era imposible que no ganara el PRI, era imposible ser oposición, resulta evidente como a partir de los 70 empieza a tener cada vez menos porcentaje de votos el PRI, claro que el descenso va del ochentaitantos por ciento que hubo en los 60 al setentaitantos de los 70 (1970-Luis Echeverría / 1976-José López Portillo), lo cual no es gran cosa, pero cada vez fue menos porcentaje, así en el 82 y no se diga el 88. Desde esa época el PRI pudo haberse reformado pero me parece que, como viejos dinosaurios que desde entonces han sido, no han sabido reinventarse, y éstos siempre terminan extinguiéndose.

En el 88 hubo este célebre fraude electoral del cual me imagino todos saben algo (aquel sí fue un fraude cibernético) y bueno, mi punto, con este breve recuento, es que el PRI seguirá perdiendo terreno hasta que no entiendan qué clase de reformación necesita al interior. Su candidato presidencial de este año fue Roberto Madrazo, un hombre que por más publicidad que le metieron no pudo quitarse esa imagen de viejo dinosaurio corrupto, de la peor calaña (ah, qué palabra…), al otro extremo de lo que fue su padre, Carlos Madrazo, el cual, entre tantas propuestas, pugnó porque el PRI se democratizara para elegir a sus candidatos (en vez del famoso “dedazo”) y en consecuencia un avión en el que viajaba se le ocurrió tener un accidente aéreo lamentable y casual.

Si hicieran el DVD con los comerciales que usó durante la campaña, yo lo compraría pirata, son una joya de publicidad patética, desesperada, inútil, nada efectiva, y no es culpa de Carlos Alazraki (sí, otra vez ese nombre), es que nomás no entraba a nuestro interés el producto en cuestión, no podían reinventar la imagen. Esta derrota patética de Madrazo es también una muestra de que los grandes publicistas no nos conocen tanto. En general su campaña fue gris, siempre terciando, y con muchos conflictos al interior de su partido. Creo que todos terminamos sintiendo lástima por el PRI, cosa muy muy muy curiosa e impensable hace unas décadas.

No hay comentarios.: