09 junio 2006



Ejemplo de muerte como mutación de energía

Tenemos dos meses de no tener mascota en casa. Esto porque una noche, cerca de la media noche, un taxi sin luces y con un motor muy silencioso atravesó la pequeña calle de Víctor Hugo (un carril) a toda velocidad y la atropelló. Íbamos todos, mi novia, nuestra bebé y yo, y en el instante de ver lo sucedido sentimos cómo se nos arrancaba del pecho algo de inocencia, de amor, de satisfacción. Ella era una mini toy preciosa muy juguetona y obediente. Era una mascota adorable, recuerdo cómo corrió como loca antes del accidente por esas calles que eran suyas y que se sabía de memoria.

Cuando pienso en cómo sucedieron las cosas no me da rabia, la muerte es algo complejo, es algo donde nadie manda, porque no creo que haya una fuerza conciente que, literalmente, mande a matar a un ser vivo. Lo que me parece que hay es una fuerza muy curiosa, inaprensible, todo se dio en el momento adecuado para que Lua dejara de existir, fuimos a salir en el momento preciso, a tardarnos caminando y corriendo lo justo, a cruzar la calle sin oir ni ver a ese taxi.

Yo siempre le he tenido pavor a un atropellamiento ya que me es tan sencillo percibir esa sensación de una máquina a toda velocidad impactándose en mis piernas, no sé por qué, sólo sé que siento que ya lo he vivido aunque obviamente no ha sido así, por eso solía fijarme obsesivamente en cada detalle al cruzar la calle, salvo esta vez que algo raro pasó en mi que ni escuché ni vi al auto.

Cuando agarré el cuerpo de Lua, de inmediato supe que estaba muerta porque pesaba mucho menos y lucía tranquila, fue un golpe seco y tajante y eso fue lo mejor, sólo una hemorragia interna, una muerte inmediata, un ya-no-estar-aquí-como-perro de un parpadeo a otro.

Todo esto me parece tan inexplicable, tan aleccionador. Cada vez la muerte me va mutando su concepto hasta llegar a algo más complejo que la simple ausencia de vida, creo que es un cambio de energía porque es innegable que esa realidad (¿paralela?) que muchos traducen como fantasmas, amor a primera vista, corazonada, mala/buena vibra, etc. corresponde a ese plano de energía que, en esencia, también habitamos. Por eso creo que uno queda como energía una vez que morimos, sin necesidad de ocupar un “espacio” ya que no creo que se deba entender este otro plano en los mimos términos como entendemos éste plano de realidad concreta y sospecha metafísica, allá hay otra lógica, una con la cual ni siquiera puede entenderse como un allá, ¿allá dónde? parece ser la pregunta.

Por eso Lua me dio la impresión de estar tranquila, de ser hermosa, de sonreir. La echo de menos tanto pero cosas así también son vida, y no existe la opción de dejar de vivirlas.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Me gusta como escribes. Sería lo mejor imaginarse el ejemplo de Lua con un ser humano, pero no puedo, por mi temor a la muerte. Osea puedo pero no quiero. No sé.
Saludos

இலை Bohemia இலை dijo...

Que penita...Me ha puesto triste tu post porque tuve una perrita hace años que ya no me acompaña y porque ahora tengo dos loritos que adoro y se lo mal que me sentiría sin mis mascotas. Por ello de entrada un abrazo y un lo siento. La muerte es un paso más en esta vida, el último, el que todos daremos. Tenerle miedo no le tengo, lo que duele es pensar en dejar a los míos y que ellos sufran. Pienso que somos energía y creo en el alma y eso me consuela...Me ha llamado la atención que dijiste que Lua pesaba menos, dicen que el alma pesa 21 gramos y que cuando nos abandona el cuerpo inerte pesa 21 gramos menos...Me encanta el nombre de tu mascota, Lua, me suena tan gallego...
Un beso y un ánimo...

Zchymczyk dijo...

primero lo que interesarìa que alguién me dijera a mí: corrección de errores

*repites algunas palabras en el texto que no son necesarias
*los subrayados me parecen exesivosya que las partes importantes del texto las decide el lector (como ya se viò en los comentarios anteriores)
*existen algunas contradicciones en tu discurso que chocan al momento de leer

ahora un comentario

el tema es bueno, creo que todos sentimos esa pérdida en algún momento y desgarra, como no
pero la reflexión insertada en un trozo literario exige más rigor, más trabajo para que trascienda lo meramente anecdótico

saludos

Alberto Espejel Sánchez dijo...

estimado alexandr, le contesto en su blog

Anónimo dijo...

Odio a la gente que entra en los blog corrigiendo, con ese aire de superioridad que se gastan. Sabes Alberto,a mí me parece perfecto tal cual lo publicaste, si así lo concebiste así queda. Saludos

Max
massoloquelauna.blogspot.com

Salime dijo...

Siempre he sentido una extraña fascinación por la muerte. Probablemente sea porque la he tenido cerca desde que tengo uso de razón, de alguna forma siempre ha estado presente... casi como una amiga. Me impactaron tus palabras, porque son muy pocas las personas que tienen la capacidad de ver algo tan doloroso con tanta paz y tranquilidad. Felipe comentó que sería mejor imaginarse el ejemplo de Lua con un ser humano, y si se ha visto la muerte de frente en el rostro de un ser amado, es fácil hacer lo que felipe dice... y a pesar de su temor, tiene razón porque aún en las condiciones más extrañas, la muerte parece siempre dejar belleza en el cuerpo en el que se posa... un abrazo y buenísimas vibras :)