09 junio 2006



Usamos un pequeño porcentaje del cerebro, se dice

Concuerdo con Leonardo Stemberg: no es que se use apenas un pequeño porcentaje de la capacidad cerebral sino que todos aprovechamos el cerebro de forma distinta: unos lo emplean para desarrollar a la perfección una técnica, una ejecución, ya sea en los deportes o la música, otros para estudiar a profundidad la Cábala o el Corán o el Tarot mientras que otros lo emplean para entender los chistes de Polo Polo o recordar detalles de los mejores capítulos de Los Simpson.

El potencial humano es tan maravilloso que el cerebro, por naturaleza, está diseñado para ayudar a la potenciación, al aprovechamiento total del individuo. Por eso uno siempre se vuelve hábil cuando cotidianamente repite una acción. Unos se vuelven hábiles en ser negativos si constantemente están con pensamientos depresivos, suicidas, grises. Mientras más lo hagan, su cerebro (que no tiene moral) los ayudará a volverse hábiles en ello, no porque el cerebro sea buena onda, sino porque su naturaleza es hacer interconexiones neuronales constantemente, o sea, crear una compleja estructura, una red, un mecanismo que permite el funcionamiento individual. El cerebro es una estructura que esté en movimiento, siempre reconectándose en aras de la habilidad, la perfección, el dominio propio. La habilidad no sólo se da a nivel técnico, anatómico, sino también a nivel emocional, de ahí que uno se vuelva hábil y creativo si de ponerse mal (o bien) se trata.

Einstein no sólo era físico y matemático sino también un tipo lúdico, humanista. Lo que lo llevó a la grandeza analítica fue esa ayuda de su cerebro como resultado de todas sus experiencias, o sea, lo volvió un tipo hábil en lo suyo: las reflexiones, los cuestionamientos, la investigación, el placer de no detener su aprendizaje.


Conozco a una persona que es exactamente lo mismo pero al revés: es tan grande como Einstein porque es equivalentemente creativo gracias a sus actuales interconexiones cerebrales que son resultado de su experiencia de vida, con la diferencia de que su creatividad (habilidad) está canalizada hacia la victimez, hacia sentir agresión donde no la hay, hacia creer que no se le comprende y que los demás son los que siempre están mal (claro que todo esto no es sencillo de comprender de entrada, desde los 9 años yo tenía como bandera esa frasecita de que sólo usamos un pequeño porcentaje del cerebro, sin embargo ahora comprendo que el cerebro es algo más complejo que una simple vacija la cual se va llenando: realmente todos empleamos al máximo nuestro cerebro, no es cuestión de cantidad sino de calidad). Cuánta habilidad hay en Einstein y en mi conocido: uno es un científico humanista (combinando su propio aprendizaje buscando el bien común), el otro ve enemistad a diestra y siniestra (combinando su propio aprendizaje encontrando el mal individual), como Baudeleire que veía belleza en las flores marchitas y podridas de su apestosa París.

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