Nada como traer en el bolsillo del pantalón unas Halls y que por un extraño motivo se rompa el envoltorio y queden libres junto a un llavero de la ciudad de Toledo y un monedero viejo, derritiéndose por el calor que hace, dejándole buen aliento al bolsillo de mi pantalón, preparado para ligarse a la falda más próxima.

Nada como llegar entusiasmado al blog para escribirlo, ¡es tan estúpido!, y sin embargo escribo, pensando qué tipografía emplearé y en dónde conseguiré el link de las Halls.

Espero que hoy por la tarde, cuando llegue a casa, mi mujer me esté esperando con su hermosa falda negra que le regalaron ayer porque, de lo contrario, podría tener problemas.

Tomado de "Problemas Amorosos, los más sentidos y horrorosos", Ed. Extra-Lyptus


Siempre he tenido conflictos con esta línea de “mi mujer”, como si tal acto de propiedad fuera posible, sin embargo suena tan de escritor, tan de intelectual maduro, que por eso lo pongo. Nada que ver con mi novia o mi esposa o la modernísima y medio gay de mi pareja. Nah: mi mujer, y la canción de My one and only en el inconciente, o dicho de otro modo, en el link.