IV.
1.
¿Dónde reside el lugar poético? Parece no ser esa la pregunta sino más bien cómo se llega a él. El lugar poético no es así, no es un lugar, por tanto no hay residencia propiamente. Lo que hay es una conciencia oscura, una abstracción sin coordenadas ni delimitaciones, un territorio que deja de serlo, pero que implota desde el paisaje, el beso o la memoria.
2.
O tal vez haya una región del cerebro donde se quite la forma y se sustituya con la abstracción, cerca del hipotálamo noséqué o la médula quéséyo, entonces la conciencia poética tendría una explicación equivalentemente bella: esto existe porque éste es su sentido. El lugar poético está envuelto de una cosa invisible, atemporal. Una región transparente, una ciudad blanca, una luz sin filamentos.
3.
"Sé que existe este mundo/ Que estoy situado en él como mi ojo en su campo visual./Que hay en él algo problemático que llamamos su sentido/ Que ese sentido no queda en él, sino fuera de él / Que la vida es el mundo / Que mi voluntad atraviesa el mundo. / Que mi voluntad es buena o mala. / Que bueno y malo, por tanto, están relacionados de algún modo con el sentido de la vida."
(Ludwig WITTGENSTEIN, Diarios (leído junto a la bella genio Daniela))
16 febrero 2006
Márgenes de poesía
Escrito por
Alberto Espejel Sánchez
a las
12:53 p.m.
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4 comentarios:
Un saludito de pasada! Nomas para que veas que no he muerto.... la mendiga escuela no me deja vida.
A veces pienso que el mundo si es el aleph de Borges. a veces creo mirar con el cerebro y no con los ojos. a veces me digo que me amo, pero ese amor cubre al odio que cuando me miro al espejo ciertos días/noches reluce. a veces extraño, pero no hay nadie a quien hacerlo...
Pasa a visitarme, al menos en mi blog. Que ya pasaré a visitarlos, al menos por su casa. Ja
si lo de "genio" es para referirse a una mariposa inquieta de belleza, que no se resiste al imperio de la luz, lo acepto con gusto. con el mismo que disfruto esta amistad nuestra.
larga vida a la poesía...
espejel... qué bueno verte, acabo de abrir la maleta y salieron las piedras-tortugas a mirarme y yo las toco suave y ellas me tocan a mí para que ni ellas ni yo extrañemos tanto el mar, saludos, c.
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