03 noviembre 2005

Seis meses como papá. Lo ganado y perdido.

II.
Y todo ello tiene que ver con ser papá porque he aprendido (reconocido) que el potencial del hombre da para ser escritor, alumno, oficinista, padre, amante, nostálgico, hijo, soñador. Soy fotógrafo aunque lleve mucho tiempo sin usar la cámara. Soy escritor aunque hace mucho no hago un buen poema y lleve más de un año sin escribir narrativa (aunque todo este año la escritura en varios blogs me ha mantenido con los dedos ocupados sobre el teclado). Y tal vez no asista a encuentros literarios ni busque becas para seguir escribiendo, alguna vez he publicado sin obsesionarme por seguir haciéndolo en aras de un reconocimiento efímero (estoy por preparar textos para tocar puertas en revistas pero básicamente es porque unos centavos más no me caerían mal) y no por ello dejo de ser escritor (ya lo preguntó hace poco un amigo en una carta “ser escritor ¿es realmente un oficio?”) en fin, lo que quiero decir es que la experiencia de ser padre me ha obligado a mirar de otro modo, evitando lo convencional ya que las crisis por las que hemos pasado Claudia, Sofía y yo no demuestran un mal noviazgo o una mala paternidad compartida, sólo son momentos que llegan para que cambiemos, para ser creativos, inteligentes, oportunidades que sólo nosotros podemos tomar para estar mejor (o para estancarnos y afirmar que la vida en pareja es un asco, que tener un hijo es lo más difícil, que el que está mal es el otro, etc.).

Creo que amar es la experiencia más absoluta de todas, todos los opuestos confluyen en el amor. El amor es ese tercer ojo con el cual sabemos observar que la vida está más allá de lo bueno o malo, lo victimista o victimario, lo abundante o escaso.

Sofía va pasando por distintas etapas, distintas necesidades, cada vez va siendo más una personita independiente, receptora de la madurez (creciente, a veces a un ritmo lento, a veces lo contrario) de sus padres. Qué bonita sonrisa tienes, qué lindos ojos que cada que me ven, me dan la mejor filosofía. Créeme, pequeña, hermosa, que soy tu alumno aplicado, gracias por tus enseñanzas que desde la pancita de mami nos das. Eres genial, bebé, manzana, popeye, viejita. Te quiero tanto cuando me ves y sonríes, diciéndomelo todo sin necesidad del lenguaje, cultivando en mí la mejor cultura: la del reino milenario que cuidas bajo tus sueños en cada siesta. Sigue llorando lo que necesites que nosotros estaremos aquí para entenderte. Feliz cumplemes.

1 comentario:

Mariana dijo...

Pues si que sigue siendo enriquecedor ver esa perspectiva, la de ser padre y observar que has ganado y que "perdido"...

Saludos XD