La ausencia ahora

Ahora la ausencia de estos días por mi escritura es producto de un encuentro: descubrí cómo bajar juegos de Game Boy y de SuperNintendo a la computadora, así que este fin de semana, el cual me tenía deparado cierta periferia en torno a algunos temas en los que he estado pensando insistentemente, me puse a jugar de nueva cuenta Tetris y Street Fighter Turbo, Snoopy Magic Show y Bomberman, etc.

El encuentro consistió no sólo en volver a jugar sino en el regreso a ese espacio virtual donde el sonido de los golpes o el del perro rescatando a Woodstock era tan familiar y sagrado como esa luz a medio día que se filtraba por la ventana de mi cuarto la cual tenía una persiana roja que provocaba que las paredes y el librero se inyectaran de un rojo que siempre me pareció mágico. Hablo de los días de la primaria en que escuchaba a Guns, los Beatles y los Carpenters, donde soñaba con ser el portero del Atlante y jugar en la selección, donde ansiaba con intensidad ir de nueva cuenta a la casa de uno de mis amigos del colegio a jugar Street Fighter ya que él era el único que tenía SuperNintendo. Esa época donde todo se quedaba en la inmediatez y en la fantasía, donde la mente aún no ha aprendido todas las técnicas existentes para alejarnos de lo básico: el placer de lo habitual, el desenmascaramiento del yo.

Hay una frase: HERE I AM.
Hay un sonido: el de las palabras.
Hay una sensación: el de los dedos dominando el control, el del corazón jugando.

HERE I AM.
Aquí es.
toy

Encuentros así se dan desde las instancias del juego, provocando ausencias que son un regreso a lo que en otros momentos fue el signo recurrente: la búsqueda del reconocimiento propio. A través de estos juegos y tantos otros (no sólo juegos de video) sé que me reconocía, el mundo se revelaba, el pensamiento iba descubriendo.

Los vuelvo a jugar y comprendo muchas cosas, más allá de que me siguen divirtiendo (casi) igual.

STILL I'M THERE.
STILL I'M (T)HERE.
HERE IS.
TOY
PLAY
BE
.