04 agosto 2005

The Dog(s of mine)










para Rakel B(autista)
para Adriana Espejel

Los perros, esas mascotas que perdieron su animalidad para evolucionar como especie (aceptaron la domesticación, fueron felices canjeando caza por casa, liebres por croquetas en forma de huesos de caricatura), son también un indicador del comportamiento de las personas.

¿Quién habrá dejado de ver esas curiosas similitudes entre los dueños y sus mascotas? Nunca falla que tengan más de un aspecto en común producto de ese peculiar mimetismo compartido que se da entre humanos y mascotas, humanos y humanos, mascotas y mascotas.

En mi caso, mi novia y yo tenemos una french-minitoy que, a sus 5 años, ya ha tenido tres dueños distintos, dos en Acapulco y desde marzo nosotros, aquí en el D.F., lo que implica que sus costumbres sean disparejas, a veces es la más obediente, a veces hace cosas inesperadas, producto también de que Claudia y yo la tratamos de diversas maneras, ella a través de "exigirle", de hacerle entender que es perro, yo a través de "entenderla", de hacerle ver que también es un integrante de la casa y que está en su derecho de reclamar aquello que le moleste. Por eso no me extraña que esté un tanto confundida (que tenga algo así como "déficit-de-condicionamiento") ya que sus otros dueños fueron agresivos con ella, a diferencia nuestra que, eso sí, no somos violentos.

Sin embargo, algo sumamente evidente en ella, como en las otras dos perras que he tenido en mi vida (una keeshound (raza holandesa, parecida a los alaska) y una callejera que parece labrador), ha sido su capacidad de percepción, de intuición, aquella que tanto admiramos sin darnos cuenta que también existe en nosotros de forma natural pero que con el paso del avance antropológico hemos ido dejando a un lado. Cuando Claudia estaba embarazada, tanto Remi (la callejera) com Lua (la minitoy) la procuraban mucho, se quedaban mucho rato a lado de ella aunque ella no las estuviera acariciando, inclusive una vez Remi comenzó a ladrar preocupada unos tres minutos antes de que Claudia tuviera un mareo muy fuerte (que, en realidad, tuvo pocos en el embarazo pero ese fue uno de ellos). También Blacky (la keeshound, mi primer mascota (a los 7 años), murió en nov. del 2003) tuvo sus ejemplos de naturaleza animal, de percepción, instinto, intuición; generalmente, cuando alguien de mi familia se sentía mal por algo, ella iba y lo mismo, se sentaba a lado, nos veía fijamente, su mirada era otra, "sólo le faltaba hablar", frase que recurrentemente se dijo. Y así podría seguir con los ejemplos que son muchísimos, aunque no tienen que ver con lo que empecé hablando: el mimetismo compartido, esa clase de consecuencia-de-la-convivencia que hace que un perro sea brabucón si su dueño lo es, que hace que una perrita sea odiosa, chillona, berrinchuda si su dueña es el vivo retrato del concepto de la Revista o de 15 a 20 (entonces la perra ladrará al ritmo de la "banda" RBD), que hacen que un perro se vuelva flojo, que hacen que un perro se vuelva agresivo, discreto, ruidoso, qué sé yo. Recuerdo a mi hermana que por un tiempo comenzó a rascarse agitando su mano como lo hacía Blacky con su pata, alguna vez yo mismo sentí que bostezaba abriendo la boca más grande que de costumbre, como imitación no del todo consciente de Remi, etc.

Un punto más importante son las diferencias entre las mascotas y sus dueños. Básicamente me refiero al cómo-enfrentar-los-problemas: si un perro se accidenta o se enferma, el perro buscará adaptarse; sentirá dolor, podrá quejarse por ello, pero jamás sacará provecho de ello, no se hará la víctima con su dueño, no se estancará pensando en lo desdichado que es, no le hablará a sus amigos perros para decirles que está sufriendo y que necesita que lo vayan a lamer. Será su dueño el que quiera compensarle su "penar" con una rica comida, el que se sienta mal por él, el que sienta pena, culpa, tristeza, por algo que en la naturaleza y el universo se entiende como algo normal: los accidentes, los errores. El problema de la domesticación (bueno, problema sólo teórico porque no veo que alguna de las dos partes se queje) es el creer que nuestras mascotas sienten como uno, que necesitan lo que uno cree necesitar para sí, como este ejemplo del "apapacho" luego de un percance (claro, se siente rico el apapacho, pero ¿cuál es su beneficio? en cuanto nos deprimamos vamos a inventar enfermedades (que sí presenten síntomas, que sí parezca evidente) para que nos vuelvan a apapachar y seguir postergando la solución del verdadero conflicto). Mi link Danaia gusta de decir que "todo es mental", que nosotros mentalmente elegimos ponernos mal por cosas insignificantes, y en éste sentido, nuestras mascotas resultan sabias, resultan maestras dignas de apreciación, de aprendizaje, nosotros les enseñamos (obligamos, condicionamos, "sugerimos") dónde orinar y defecar, pero ellas pueden cómo enfrentar los problemas.

Aunque he de decir que yo siempre he querido un gato.

7 comentarios:

lenai bojc druz dijo...

is this pic from www.thedogsclub.com?

PPPP dijo...

y cuanto mas conozco a los humanos, mas amo a los perros y a los gatos... creeme q si...

te prometo q si.

Maga

Anónimo dijo...

Cual encuesta? No entiendo cual icono es al que hayq ue hacerle click...
Me suena a truco para votar por tu pagina :P

Guendi

Anónimo dijo...

OK.. ya encontre donde y ya conteste lo que pude.

Guendi

Anónimo dijo...

Hola Alberto, te dejo un saludo por aquí para que veas que te leo. Un abrazo. Vesania.

Mariana dijo...

Mascotas: perros, gatos, aves, en fin todos son unicos e importantes, dimelo a mi, amo a los animales, tengo dos perros y un gato, aunque en los personal prefiero a los gatos XD

Moni dijo...

Pues yo adoro a los perros =) son más que compañía, más que una mascota mi perro es parte de mi familia (todos adoramos a ese chucho). Y si, nos mimetizamos ji ji.
Abrazos!!! (Encuesta realizada)