22 julio 2005

Márgenes de poesía















[Poesía arrumbada con aspiradora y trapo listos]

El grueso de la gente entenderá por poesía esos textos en forma de versos que sean confesionales, básicamente amorosos, textos que hablen sobre la pareja perdida o la pareja no encontrada, sobre los broken-hearts, sobre el dolor de estar vivos y tener un corazón hecho para amar sin dueño a la vista. La poesía no es eso pero la culpa de esa asociación no es de la gente. Ni de Fox. Ni de los estudiantes de Humanidades. Ni de los medios. Ni de las fresas. Ni de los cholos. Ni de Yoko Ono. Ni del G8. Ni de Gavito. Ni de la medalla de plata de Ana Gabriela Guevara en los Olímpicos pasados. Me parece que es una consecuencia histórica y que, claro, actualmente editores y poetas son responsables de que las cosas no cambien.

Hubo un momento el siglo pasado en el que el auge mediático, tecnológico, político derivó nuevos cuestionamientos y distintas maneras de búsqueda surgieron, entre ellas, la urgencia de libertad aunque fuera a través del pensamiento propio: era momento de liberar al subconsciente de ataduras y dejarlo adueñarse de este otro territorio donde es bastante inútil: la convencional realidad. El interior se vio expuesto de un modo desordenado. Se puso de moda la escritura libre, dejándose llevar por los impulsos propios. Y eso, actualmente, combinado con los poetas que se tocan en los programas de la SEP, da por resultado una concepción de la poesía incierta y aburrida: imaginemos un mundo poético donde sólo importan los sentimientos que nacen a partir de lo que nos provoca “esa otra persona” (especial y mágica, sublime, pubertosa).

Poesía es diálogo. Emergencia de nuestra individualidad. Religiosa en este sentido: da imagen (u ordenamiento sensible) a aquello que comprendemos más allá de los sentidos: busca traer a lo sensible las sensaciones que sólo "entendemos" desde lo perceptivo, lo intuitivo, lo metafísico (pero que está en ineludible correspondencia con su contrario), y que no precisamente las entendemos sino que las vivimos de un modo que se nos escapa de los lineamientos racionales, esto es, tratar de explicar tremendo viajezote provocado desde lo inmanente (un recuerdo, un sabor, un placebo, una frustración, una emoción, un roce de piel, un beso, una rosa, una bolsa de plástico volando entre el tráfico, ejemplos, ejemplos, ejemplos). Por eso se liga tanto con el amor (pero el amor, esa palabra...): el potenciador humano por excelencia. Pero jamás se podrá reducir a que poesía es descripción del amor o del deseo de amar, como es evidente la entendemos todos en algún momento de nuestra propia historia (mis primeros poemas, más que poemas, eran confesiones que no podía hacerle en persona a la respectiva).

Pero decía que el poema es esa intención de hacer sensible lo no sensible, o para satisfacción de algunas personas: lo espiritual que me devuelve a mi ser. Un poema es búsqueda de comunicación, es un hermoso acto de compartir y en ello veo una dicotomía destruida: uno vive algo "digno" de poema, entonces lo escribe (todo aquello escrito tiene un lector en potencia (aunque sean “poemas para uno”, en algún momento los releeremos bajo otro contexto y sentiremos que no somos la misma persona), ahí está la iniciativa de compartir), y eso que se vivió perdura a través de dos instancias al parecer irreconciliables: lo físico (las palabras, el papel) y lo metafísico (el recuerdo, la vivencia). Entonces el poema es la representación (aquello que podemos entender de acuerdo a lineamientos racionales como las palabras escritas u oídas) de la poesía, la cual, a su vez, está al margen de las categorías convenidas. Hay quien sostiene que la poesía está más bien vinculada con la muerte por su acercamiento con la complejidad humana. Yo más bien considero que un poema es un acto lleno de vida, es un absoluto ya que abarca esas dos instancias en un solo golpe, en una sola tirada de dados. Como autor del poema, el diálogo se da con uno mismo, además de que luego provocará un diálogo interno en el lector, lo cual me parece una identidad con nuestra especie digna de elogio: siempre está presente la idea de individualidad y colectividad en todo poema.

¿De qué hablan los poemas? Hablan de la poesía, claro, pero ¿qué es eso que suena tan inservible para los parámetros actuales? La pregunta sugiere una interiorización, cada quién tendrá su noción al respecto y meterá a su experiencia para llegar a una respuesta y ahí está el detalle: su experiencia podrá ser con los poemas que ha recibido de sus admiradores (que seguramente los sacan de enviar la palabra “poema” al 21111 desde su celular) o con las parodias a los escritores que hace Adal Ramones (que, como tantos otros, confunde escritor con intelectual) en sus monólogos (se pone todo serio y sus músicos comienzan a tocar a Vivaldi) o tal vez con algún poema escurridizo de Benedetti o Sabines, esto porque habrán pasado de largo en la secundaria esos poemas de nuestro premio nobel Paz y nadie sabrá cómo explicarles que Neruda no sólo es lamento y cursilería, ahí el problema, el escenario incómodo, es que los habrán obligado a leer los poemas de esos poetas sin mayor mérito que una calificación, entonces qué se puede hacer para confrontarse ante estructuras así... sólo una cosa se me ocurre: no dejar de hablar de poesía, de cuestionarla, de repensarla, de entenderla.

La poesía es el ir y venir de los polos opuestos. Es la incierta certeza. La blanca oscuridad. El fragmento absoluto. La razón intuitiva. El tercer ojo ciego. La punta de ninguna geometría. El escándalo silencioso. El mutismo que nos hace ruido, música, trizas la cabeza.

1 comentario:

Xigna dijo...

Estoy de acuerdo. Aunque sabes que yo fui como la inmensa mayoría, para mi la poesía solo fue una descripción de lo que sentía por otra persona en determinado momento...una que otra vez probé escribir acerca de otra cosa pero me fue mas complicado, y que bueno que existe gente como tu que se puede expandir (¿esta bien dicho expandir???) através de la poesía, osea, explorar mas allá de lo romántico. Hace mucho que deje de visualizar a los poetas metidos en un escenario otoñal sentados en una banca en el atardecer y con música clásica de fondo...
un beso